Alianzas y cooperación para el agua y el cambio climático
La coordinación de las agendas sobre el clima y el agua es bidireccional. Por una parte, quienes son responsables de las políticas climáticas necesitan comprender mejor las necesidades de la comunidad de usuarios del agua para adaptarse al cambio climático, así como el papel que la gestión de los recursos hídricos, el suministro de agua y el saneamiento pueden jugar en la mitigación. Por otra parte, las personas responsables de las políticas sobre el agua necesitan dirigirse a las partes interesadas en la cuestión climática para comprender mejor cómo funcionan los procesos producidos por el clima, así como para integrar los riesgos climáticos relacionados con el agua en las políticas, estrategias y planes nacionales en materia de recursos hídricos.
Acelerar la acción por medio de alianzas y cooperación entre las partes interesadas en temas de agua y clima puede generar más beneficios para los ecosistemas de agua dulce y para las poblaciones más expuestas y vulnerables y, por consiguiente, reducir los riesgos de catástrofe, ahorrar costes, crear empleo y generar oportunidades económicas.
Esto requiere mejorar las alianzas existentes y, en algunos casos, forjar nuevas en todos los niveles, desde local, nacional, de cuenca a global, a través de procesos multisectoriales. Las instituciones de investigación y aprendizaje, el sector privado y la sociedad civil, incluidos los jóvenes, las mujeres y los grupos marginados, desempeñan un papel clave y apoyan los esfuerzos para respaldar un liderazgo y acción gubernamentales efectivos.
La política climática debe reflejar mejor el papel del agua y la política del agua debe integrar mejor los riesgos climáticos. En los compromisos establecidos por las Partes del Acuerdo de París, más del 80% de los países han calificado los recursos de agua dulce como área prioritaria con respecto a la adaptación. Sin embargo, las oportunidades de mitigación a través de la gestión del agua, como la recuperación de biogás de los sistemas de tratamiento de aguas residuales, merecen una mayor atención. Trabajar juntos en la gestión de los recursos hídricos, la prestación de servicios de agua y saneamiento, así como la salud, la inclusión, la alimentación y la energía, puede ampliar los beneficios de los esfuerzos de mitigación y adaptación al clima.
Dado que tanto el agua como el cambio climático no conocen fronteras, la adaptación conjunta al cambio climático y la cooperación a través de las fronteras administrativas (en cuencas hidrográficas y acuíferos nacionales o transfronterizos) representan dos grandes oportunidades de colaboración intersectorial y entre países para compartir los costes y beneficios de las medidas de adaptación, garantizar su ubicación óptima en una cuenca hidrográfica y evitar los posibles efectos negativos de las medidas unilaterales de adaptación o gestión.
Sólo a través de una mayor cooperación entre las partes interesadas del clima y del agua se puede garantizar que se prioricen las oportunidades de mitigación relacionadas con el agua y el saneamiento que aún no se han aprovechado, que las necesidades de adaptación del sector del agua y el saneamiento se incluyan en las políticas nacionales y que la financiación climática se dirija a apoyar la aplicación de estas prioridades.
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