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Preguntas y respuestas: Acabar con la violencia escolar para mejorar la salud mental y el aprendizaje
Bajo el tema “No al miedo: acabar con la violencia escolar para mejorar la salud mental y el aprendizaje”, la UNESCO reclama una respuesta más contundente que ponga fin a la violencia en y mediante la educación.
¿Cuál es el contexto ocurre la violencia escolar?
La violencia escolar es un fenómeno muy extendido. La violencia escolar hace referencia a la violencia física, psicológica o sexual e incluye la violencia de género, el acoso escolar y el ciberacoso.
Aunque se supone que las escuelas son entornos seguros y de apoyo para educandos y docentes, los datos demuestran que no siempre es así: cada año, en todo el mundo, mil millones de niños deben hacer frente a la violencia en las escuelas y en sus alrededores.
Uno de cada tres alumnos entre 11 y 15 años sufre acoso al menos una vez al mes. Más del 36% de los educandos se ve afectado por una pelea física con algún compañero y casi uno de cada tres ha sido agredido físicamente al menos una vez al año. Uno de cada diez niños sufre ciberacoso. Aunque los datos recopilados sobre la violencia sexual en las escuelas y sus alrededores son limitados, hay pruebas de que afecta significativamente a alumnos de todos los sexos.
¿Cómo puede afectar la violencia escolar a la salud mental y al aprendizaje?
La violencia escolar –incluidos el acoso, el ciberacoso y la violencia de género– tiene consecuencias graves y duraderas para la salud mental, el bienestar y la educación de niños y adolescentes.
Las experiencias en la escuela, como la violencia entre compañeros y el acoso, se asocian con la ansiedad, la depresión, los pensamientos y acciones suicidas y autolesiones. Perpetrar actos violentos también se asocia a una mala salud mental, y existen pruebas de que los niños y las niñas con trastornos emocionales y de conducta pueden adoptar comportamientos agresivos.
La violencia afecta a la capacidad de aprendizaje de los niños. Los alumnos que sufren o son testigos de violencia escolar tienen más probabilidades de faltar a clase, de obtener peores resultados e incluso de abandonar sus estudios. Los niños que son objeto de acoso tienen el doble de probabilidades de sentirse solos, de no poder dormir y de tener ideas suicidas. Prevenir y responder a la violencia escolar, incluido el acoso, tanto en línea como fuera de línea, y a la violencia de género, puede tener una repercusión directa en la protección de los educandos, en su salud mental y, a su vez, en el aprendizaje. Los docentes también pueden sufrir o presenciar la violencia, y muchos afirman sentir estrés y miedo cuando trabajan en un entorno violento.
¿Por qué importa el género en las cuestiones relativas a la violencia escolar y la salud mental?
Las normas y los estereotipos de género determinan la prevalencia y las experiencias relativas a la violencia escolar. Los niños tienen más probabilidades que las niñas de participar en peleas físicas y de haber sido agredidos físicamente. En cambio, las niñas están más expuestas al acoso psicológico.
Aunque los alumnos pueden sufrir violencia sexual en la escuela y sus alrededores independientemente del género, las niñas y los educandos con orientaciones sexuales e identidades y expresiones de género diferentes o percibidos como tal corren mayor riesgo. Es importante señalar que el género influye en el tipo de violencia a la que deben hacer frente los niños en la escuela y en la sociedad, y en las repercusiones que tendrá esa violencia.
Tanto los docentes como los educandos pueden experimentar o contribuir a la violencia o a las normas de género perjudiciales en el ámbito educativo. Algunos docentes, en función de su sexo, edad o experiencia en la profesión, pueden ser más propensos a sufrir discriminación por razones de género.
¿Qué hace la UNESCO para fomentar entornos de aprendizaje más seguros y proteger la salud mental de los educandos en y mediante la educación?
La UNESCO obra para desarrollar la investigación, la promoción, las orientaciones técnicas y la creación de capacidades que garantizan que todos los niños y jóvenes aprendan y prosperen en entornos de aprendizaje seguros y propicios.
Por ejemplo, en colaboración con la OMS, UNICEF y otros asociados, la UNESCO elaboró una utilizando un enfoque escolar y sistémico de promoción de la salud. La UNESCO también está trabajando con los Estados Miembros de la región de Asia y el Pacífico para poner a prueba una herramienta práctica que examina y evalúa los servicios de salud mental y apoyo psicológico en sus sistemas educativos. La UNESCO también proporciona , y para ayudar a los países a tomar decisiones sobre sus inversiones y los esfuerzos que pueden realizar con miras a la prevención de la violencia.
Asimismo, la UNESCO lidera y contribuye a forjar alianzas como el Grupo de Trabajo Mundial para poner fin a la violencia de género relacionada con la escuela (SRGBV, por sus siglas en inglés), Safe to Learn, INSPIRE, el Foro Mundial contra el Acoso Escolar y Power of zero, entre otras.
Las escuelas y los sistemas educativos en general ofrecen oportunidades únicas para prevenir y dar respuesta a la violencia como factor de consecuencias negativas en la salud mental, así como para apoyar el bienestar general de los alumnos. Entre las prácticas prometedoras figuran:
- El establecimiento de leyes, políticas y marcos que protejan a los estudiantes de la violencia escolar, incluidos los castigos corporales.
- El apoyo a la formación previa y continua del personal educativo en materia de salud mental y protección de la infancia.
- La elaboración de políticas y mecanismos escolares que permitan identificar a los alumnos en situación de riesgo, informar acerca de los incidentes y remitirlos a los servicios de apoyo adecuados.
- La incorporación de la prevención de la violencia y la salud mental en los planes escolares y la enseñanza
- La promoción de entornos físicos seguros y acogedores en los que los estudiantes de distintos sexos tengan acceso a aseos separados y con cerradura, así como a espacios bien iluminados y adecuados para el aprendizaje, el juego y el descanso.
- La promoción de un entorno socioemocional positivo, por ejemplo, mediante el apoyo entre pares, los clubes y las actividades extraescolares, así como un entorno positivo y de igualdad de género para los docentes
- El reforzamiento del acceso y el uso de los servicios relacionados con la salud, incluida la salud mental y la protección en la escuela y/o mediante redes comunitarias.
¿Cómo pueden las actividades curriculares fomentar la salud mental y prevenir la violencia?
En muchos países se utilizan diversos enfoques curriculares que pueden reproducirse o ampliarse en diferentes entornos. Algunos se centran específicamente en la prevención de la violencia, mientras que otros se integran en un plan de estudios más amplio que fomenta las aptitudes y los valores.
El aprendizaje socioemocional (SEL) ayuda a que los alumnos desarrollen la conciencia de sí mismos, el autocontrol, la capacidad para hacer frente a situaciones de estrés y las habilidades interpersonales. Se ha demostrado que un aprendizaje socioemocional de alta calidad mejora los rendimientos académicos y el comportamiento en clase. Cada vez hay más pruebas que interrelacionan el SEL con la disminución de la violencia escolar. El aprendizaje socioemocional puede constituir un contenido independiente, integrarse en otras asignaturas y actividades, o modelar comportamientos y valores positivos.
La educación integral en sexualidad (EIS) es un proceso curricular de enseñanza y aprendizaje sobre los aspectos cognitivos, emocionales, físicos y sociales de la sexualidad. Se ha demostrado que cuando la EIS aborda explícitamente las cuestiones de género y las relaciones de poder, puede ayudar a reducir el acoso sexual, la violencia de género y la violencia de pareja. El objetivo de la EIS es proporcionar a los alumnos los conocimientos, las aptitudes, los comportamientos y los valores que les permitan entablar relaciones respetuosas, así como comprender y proteger sus propios derechos, incluido el derecho a la educación y a una vida libre de violencia.
¿Qué papel desempeñan los docentes?
Los en la creación de entornos de aprendizaje seguros y propicios para la salud ya que pueden:
- Impartir una educación que refuerce las aptitudes sociales y emocionales de los estudiantes y fomente el respeto y el cuidado
- Garantizar la seguridad psicológica y física en el aula y en la escuela, incluso mediante técnicas de gestión del aula equitativas e inclusivas desde la perspectiva de género.
- Modelar relaciones afectuosas, enfoques positivos de la gestión de los conflictos y la disciplina, y respeto por la diversidad y la diferencia
- Identificar a los alumnos en situación de riesgo y los signos de violencia, maltrato, abandono o angustia
- Informar de los incidentes a través de los canales adecuados y poner en contacto a los alumnos con los servicios de referencia
- Actuar como puntos de referencia para las cuestiones relativas a la salud mental y protección de la infancia tendiendo puentes entre las escuelas, las comunidades y los servicios.
- Proteger su propia salud mental y bienestar para salvaguardar la de los demás.
Para asumir este papel, los docentes necesitan urgentemente una formación previa y continúa adecuada que incluya contenidos sobre salud mental, protección y género e inclusión. Esta formación debe dejar espacio a los debates que abordan los prejuicios o la comprensión de los propios docentes, incluso a lo relativo a la violencia, la salud mental y las normas sociales y de género que impulsan la violencia, reconociendo que se trata de temas delicados y complejos.
¿Cómo pueden contribuir otras partes interesadas en la educación?
Promover un entorno de aprendizaje seguro y propicio requiere el apoyo y la capacitación de muchas partes interesadas y un enfoque escolar integral.
En la escuela y en el sistema educativo en general todas las personas tienen un papel que desempeñar, desde el personal escolar hasta la comunidad, desde los padres y cuidadores hasta los responsables políticos y los encargados de tomar decisiones. Más allá del espacio educativo, el fomento de entornos de aprendizaje seguros y propicios requiere la colaboración con otros sectores, como la salud y la protección de la infancia, reconociendo los múltiples factores que contribuyen a la seguridad, la salud mental y el bienestar de los estudiantes.
Más información:
- [Salud mental: Cómo los sistemas educativos pueden mejorar la salud y el bienestar] (en inglés)
- [Violencia escolar: por qué importa el género y cómo medir la violencia escolar por razones de género] (en inglés)
- Día internacional contra la violencia y el acoso en la escuela, incluido el ciberacoso