Junto con otras 250 mujeres sudanesas y egipcias, Najla asistió en Asuán a un Centro de Aprendizaje Comunitario (CAC) que recibe el apoyo de la UNESCO. En colaboración con la Fundación Om Habibeh, la UNESCO proporcionó apoyo psicológico, así como organizó actividades y formaciones que allanan el camino hacia la capacitación profesional y el empleo de las mujeres y las personas con discapacidad.
“Iniciamos el proyecto con el objetivo de reunir a sudaneses y egipcios e intercambiar ideas, conocimientos y culturas, además de desarrollar sus capacidades”, explica Ola, voluntaria del CAC. “Asimismo, proporcionamos apoyo psicosocial especialmente a las sudanesas que se trasladaron a Asuán, junto con formaciones en artesanía, costura, negocios e iniciativa empresarial, y desarrollo humano. Las refugiadas necesitan estas formaciones para poder desarrollar sus habilidades en la elaboración de productos y convertirlos en una fuente de ingresos después de haber perdido todas sus pertenencias”.

Arwa, de 15 años, se inscribió en la formación de accesorios de artesanía. “Pude aprender nuevas técnicas y, he aprendido a arreglar un producto, a darle mejor aspecto y hacerlo más atractivo para los clientes cuando se estropea”, afirma. “Cuando terminé la formación, conseguí materiales y empecé a fabricar accesorios en casa y a venderlos gracias a un grupo de WhatsApp que creé”.

“La mejor formación que recibí fueron las sesiones psicológicas”
Awatef es una mujer de 45 años licenciada en contabilidad. En el CAC de Asuán, la formación que prefirió fue en artesanía. “Solía hacer artesanías de cuero y tejido para fabricar bolsos en Sudán”, afirma. “Mi mayor problema es disponer del dinero necesario para poder comprar los materiales que me permiten fabricar los productos, permitiendo que mi actividad crezca hasta convertirse en un negocio que se debe a la reubicación y a los cambios en mi vida”.

“Participé en la formación empresarial y en las sesiones psicosociales, que fueron muy útiles”, afirma Najla, licenciada en economía. “La mejor formación que recibí fueron las sesiones psicológicas. Pude transmitírsela a mis hijos para que puedan desenvolverse en un país diferente. Gracias a esta formación pude superar lo ocurrido en Sudán y buscar nuevas oportunidades. Empecé un pequeño negocio de galletas, pero necesito recibir más formación en financiación y promoción".

El CAC se puso a prueba por primera vez a partir de una evaluación rápida de las necesidades enfocada en las mujeres sudanesas y egipcias y en las personas con discapacidad en Asuán, realizada por la Oficina Regional de la UNESCO en El Cairo. Los resultados subrayaron la necesidad de reforzar la cohesión social en la comunidad de acogida a través del apoyo psicosocial y promoviendo la resiliencia de la comunidad. Para ello, los expertos y voluntarios del CAC abordan temas como la comprensión y la incorporación de la cohesión social, la participación de los jóvenes y el fomento de la inclusión, el tratamiento de los traumas posteriores al conflicto y el ejercicio de la terapia cognitiva y conductual.
