Estos estudiantes son parte de los 30.000 niños y adolescentes que llegaron a Armenia entre septiembre y octubre de 2023 tras los conflictos bélicos. La mayoría de ellos se vieron forzados a mudarse con sus padres en pocos días, llevando consigo un mínimo de pertenencias y, en ocasiones, solo una foto de familia.
Traumas persistentes en la comunidad de refugiados
“Mi hijo todavía se niega a comprar una bicicleta nueva, y me dice que quiere recuperar la que tenía antes”, explica una madre con lágrimas en los ojos. Tras 7 meses de desplazamiento y a pesar de los grandes esfuerzos realizados por el gobierno, las escuelas y las comunidades para integrar a los niños en el sistema educativo, los traumas persisten, no solo entre los niños sino también entre sus padres.
Nvard, que trabaja como psicóloga escolar en la Escuela Nº 33 de Ereván, describió algunos de los síntomas que ha observado entre los niños después de su desplazamiento: “Un niño seguía picando alimentos ligeros como pan y queso durante las clases porque no olvidaba el hambre que pasó. El ruido de los helicópteros sobresalta particularmente a los niños, quienes se tapan inmediatamente los oídos en cuanto oyen un ruido fuerte”.
La UNESCO apoya la formación de psicólogos escolares en Armenia
Para ayudar mejor a los niños que padecen estos síntomas, Navard asistió a una formación apoyada por la UNESCO y organizada por el Centro Pedagógico y Psicológico Republicano. Esta capacitación está dirigida a más de 600 psicólogos escolares, una cifra que representa el 80% de todos los psicólogos escolares que ejercen en Armenia.
“Existe una brecha en las capacidades de los psicólogos escolares”, explica Lucine, una formadora del Centro, “ya que la formación profesional inicial de éstos se centraba esencialmente en tratar con niños con necesidades especiales”. Gracias a esta formación, los psicólogos escolares como Nvard adquieren habilidades prácticas para poder proporcionar apoyo psicosocial, ayudándoles fundamentalmente a identificar y a clasificar las emociones, así como orientando los ejercicios de respiración y la meditación.

El plan de estudios de formación, elaborado sobre la base de una evaluación de las necesidades diseñada con el apoyo de la UNESCO, se puso en marcha entre 2.000 niños y niñas de 6 a 18 años, así como entre los docentes. Algunos de los resultados obtenidos revelan importantes brechas y grandes necesidades en materia de ayuda psicosocial en las escuelas. Más del 60% de los niños encuestados presenta dificultades ocasionales o permanentes para dormir. Solo el 47% de los docentes dispone de los conocimientos suficientes para apoyar a los niños con traumatismos. Por otra parte, solo el 53 % de los
De los docentes a los niños y su futuro
Los docentes desempeñan un papel esencial en la creación de un entorno de aprendizaje seguro y positivo para los niños. Como parte del apoyo integral de la UNESCO, una vez que se complete la capacitación, los psicólogos escolares certificados podrán formar a más de 1.800 docentes en Armenia para dotarlos con las habilidades que les permitan abordar diversas necesidades de los alumnos, reducir el estigma y mejorar las redes de apoyo entre pares para que los niños se conviertan en personas equilibradas y con empatía.
Arsen, de 15 años, cursa actualmente el noveno grado en la Escuela Nº 169. Fue desplazado por el conflicto bélico el 25 de septiembre de 2023, y se matriculó en su nueva escuela en Armenia 2 días después. Lilit, una de las maestras de su escuela de origen, que enseña las matemáticas desde hace 28 años, trabaja también en esta escuela después de su desplazamiento forzado. Cuando se le preguntó cuál era su sueño con miras al futuro, Arsen afirmó: “Quiero convertirme en alguien útil a mi país”.
“Estos niños desplazados son resilientes y fuertes. Incluso uno que es adulto se desploma a veces, pero los niños están siempre ahí para reconfortarme”, afirmó Lilit.
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