Preguntas y Respuestas: Los países africanos deben reconstruir la igualdad para la educación de las niñas y sacar provecho de la crisis de la COVID-19

Actualmente, más de 875 millones de educandos de todo el mundo se encuentran afectados por el cierre de las escuelas debido a la COVID-19, y la mayor parte de estos provienen del Áڰ subsahariana. A escala mundial, según , 23,8 millones de educandos desde la educación preescolar hasta la superior corren el riesgo de no regresar a la escuela, de los cuales 11,2 millones son niñas y mujeres jóvenes.

Aicha Bah Diallo, ex ministra de ܳó de Guinea y miembro fundadora del Foro de Educadoras Africanas (FAWE), estima que Áڰ afronta una crisis educativa sin precedentes, en un momento en que lucha por atenuar la repercusión del cierre de las escuelas. También miembro del jurado , Bah Diallo informa a la UNESCO acerca de lo que ella y sus colegas han constatado en la región y sobre las prioridades principales en el futuro para la educación de las niñas y las mujeres en Áڰ.

¿Qué repercusión inmediata tiene el cierre de los centros educativos vinculado a la COVID-19 en Áڰ?

La pandemia de COVID-19 ha marcado el inicio de una crisis que afecta a los ámbitos de la salud, la educación, la economía y la seguridad alimentaria en la región.             

A partir de marzo, todas las escuelas públicas y privadas, así como otros centros educativos, cerraron en la mayoría de los países africanos, y hemos tomado conciencia de hasta qué punto la región no ha invertido suficientemente en la salud y la educación. Si las escuelas siguen cerradas durante mucho tiempo, los niños no solo carecerán de oportunidades esenciales de aprendizaje, sino que estarán más expuestos a realizar trabajos forzados y a la malnutrición ya que no recibirán la comida cotidiana de siempre proporcionada por las escuelas.

Para las niñas, las consecuencias son más devastadoras, en particular para las más vulnerables y marginadas. Sabemos que las niñas deberán hacer frente a las amenazas de matrimonios precoces y forzadas o a los embarazos precoces, algo que les impedirá continuar o retomar sus estudios.

La experiencia demuestra que la crisis afecta de manera desproporcionada a las niñas. ¿Cuáles son las soluciones de aprendizaje de remplazamiento que se aplican en la región para garantizar la continuidad del aprendizaje de las niñas y las mujeres?

Las secciones nacionales de FAWE informan que se incita a los alumnos no escolarizados de la región a que sigan las emisiones educativas difundidas por la televisión, la radio o Internet, y que algunos establecimientos han recurrido a las plataformas de las redes sociales, tales como Telegraph, para compartir contenidos pedagógicos.

Aunque estas iniciativas van en la buena dirección, las soluciones de remplazamiento que garantizan la continuidad del aprendizaje no benefician a la mayoría de las niñas, las mujeres y los miembros de otros grupos vulnerables o desfavorecidos, debido a que el acceso a la tecnología por parte de estos es muy limitado. Si 80% de los hogares africanos tienen acceso a la radio, solo el 34% de estos tienen acceso a Internet. Según el Instituto Internacional de la UNESCO para la Planificación de la ܳó, el 89% de los educandos de Áڰ subsahariana no tienen acceso a una computadora en sus casas.

Esta brecha en el aprendizaje provoca altos niveles de ansiedad entre las niñas en lo relativo a su futuro. Además, el aislamiento social que se suma a la no escolarización tiene repercusiones en el aprendizaje socioemocional de las niñas y en su bienestar general.

Debemos colaborar estrechamente con los padres para detectar quiénes no han logrado ayudar a sus hijas en las tareas escolares durante este periodo. Se deben poner en marcha cursos de recuperación para que estas alumnas no abandonen definitivamente la escuela.

En lo que respecta al futuro, ¿cómo “reconstruir la igualdad” en la educación de las niñas y las mujeres en Áڰ y en otras partes del mundo después de esta crisis planetaria?

La COVID-19 ha dejado al descubierto las desigualdades existentes en general en los sistemas educativos y en las sociedades del continente africano. Al luchar contra el virus, los países deben mirar hacia el futuro y definir las estrategias para eliminar los obstáculos estructurales y sistémicos que refuerzan estas desigualdades.

Deben, por ejemplo, crear y favorizar un entorno propicio al desarrollo de la infraestructura digital para que todos los educandos, niñas y niños, en las regiones rurales o urbanas, tengan acceso a las plataformas de aprendizaje interactivas en línea. Estas también deben servir para formar a los docentes en lo relativo a los programas de enseñanza a distancia, de manera que se garantice el acceso de todos los educandos a una educación de calidad.

Concretamente, nuestros ministerios de educación deben llevar a cabo negociaciones con los operadores de teléfonos digitales y las empresas de telecomunicaciones para obtener paquetes de Internet equitativos y a precios razonables, que garanticen la enseñanza a distancia para todos.

Asimismo, es esencial documentar las experiencias extraídas en los diferentes países durante la crisis, y recopilar y ventilar los datos constituye una prioridad.

Esta crisis significa una oportunidad para reformar la educación en Áڰ y hacer de esta un sistema dinámico, equitativo y resiliente capaz de resistir a crisis futuras. Las mujeres y las niñas deben ocupar un lugar central en las primeras intervenciones, así como en la planificación a largo plazo.

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