Noticia
Empoderamiento comunitario a través de la producción colectiva de calendarios ecológicos tradicionales en Chiapas, México
En una actividad co-organizada por la UNESCO, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), y con el apoyo del Gobierno de Flandes, 69 gestores de la Reserva de Biosfera “La Encrucijada” (ubicada en Chiapas, México), miembros de la Red de Educadores Ambientales y la propia comunidad de Barra Zacapulco se unieron para aprender y crear calendarios ecológicos tradicionales.
¿Qué es un calendario ecológico tradicional?
Los calendarios ecológicos tradicionales son herramientas para facilitar la resiliencia y la gestión adaptativa de los recursos naturales y el paisaje.
Estos calendarios reflejan la concepción comunitaria del ecosistema, profundamente arraigada en las culturas de muchos Pueblos Indígenas y comunidades locales.
Al registrar eventos naturales, sociales y culturales significativos, los calendarios ecológicos tradicionales visibilizan los ciclos y los conocimientos que regulan la vida de todos los seres dentro de una comunidad, desde el comportamiento de las especies hasta las prácticas agrícolas, educativas y festividades locales.
La relevancia de los calendarios ecológicos tradicionales radica en su capacidad para apoyar la coproducción de conocimientos entre las comunidades locales y los científicos.
Estos calendarios no solo valorizan y visibilizan los conocimientos tradicionales, sino que también promueven un entendimiento mutuo que es crucial para la gestión sostenible de los ecosistemas.
Al incorporar estos conocimientos en la planificación y toma de decisiones, las comunidades no solo se reconocen como socios plenos y efectivos, sino también como defensores y administradores más eficaces de sus recursos naturales, garantizando así la sostenibilidad a largo plazo de los sistemas socio ecológicos.
Taller de creación colectiva
La idea central del taller fue simple pero poderosa: producir calendarios ecológicos tradicionales desde la realidad de la comunidad.
Con este conocimiento, los participantes se embarcaron en un proceso de coproducción de conocimientos que no solo fortaleció la gestión de sus recursos naturales, sino también su identidad cultural y conexión con el entorno.
El proceso comenzó con la sensibilización y obtención del consentimiento libre, previo e informado de la comunidad.
Los participantes, incluidos líderes comunitarios, adultos mayores, mujeres, jóvenes y escolares se reunieron para identificar las categorías y fechas más importantes que definirían el ciclo anual de su calendario. Mediante el diálogo y el intercambio de conocimientos, organizaron estos resultados en tablas y luego, de manera participativa, dibujaron e ilustraron el calendario anual.
La creación del calendario no solo fue un ejercicio técnico, sino también un evento comunitario que unió a personas de todas las edades en un esfuerzo común.
Una vez terminado, las principales partes interesadas de la comunidad validaron el calendario. Este paso aseguró que todos los eventos y detalles incluidos fueran culturalmente precisos y significativos.
La validación del calendario marcó un momento de orgullo y celebración para la comunidad, que vio reflejados sus conocimientos y tradiciones en una herramienta tangible y útil. Pero este no fue el final del proceso. El verdadero éxito radica en la integración del calendario en los procesos de gestión de la Reserva de Biosfera y el sistema educativo de la comunidad. Así se fomenta el respeto del ciclo socio ecológico descrito y asegura la participación continua de la comunidad en la toma de decisiones y la transmisión de los conocimientos a las próximas generaciones.
Ernesto Fernández Polcuch, Director de la Oficina Regional UNESCO, subrayó: “Este taller es un claro ejemplo de cómo las comunidades locales pueden consolidar su rol como guardianes eficaces de su entorno cuando se les otorgan las herramientas y el conocimiento necesario para gestionar sus recursos de manera sostenible.”
Serena Heckler, Especialista Regional en Ciencias de la Tierra de la UNESCO, comentó: “La creación de estos calendarios no solo refuerza el conocimiento tradicional, sino que también fomenta un sentido de pertenencia y responsabilidad hacia la preservación del entorno natural entre las nuevas generaciones.”
El Proyecto MangRes
La actividad se desarrolló como parte del proyecto UNESCO “Restauración de manglares como solución basada en la naturaleza en reservas de biosfera de América Latina y el Caribe” (Proyecto MangRes).
Con apoyo financiero del gobierno de Flandes y el Organismo Autónomo de Parques Nacionales de España, el proyecto busca comprender mejor e iniciar campañas de restauración de manglares en 7 reservas de biosfera manglares de 7 países de la región.
La elaboración de calendarios ecológicos tradicionales apoya una co-gestión de los manglares entre científicos, Pueblos Indígenas y comunidades locales.
Al ser la primera comunidad en elaborar un calendario ecológico tradicional, las y los participantes de Barra Zacapulco juegan un papel clave en capacitar a gestores de las otras 6 Reservas de Biosfera en el uso de la metodología.
Próximos pasos
Tras la creación de los calendarios ecológicos tradicionales, el siguiente paso será su distribución y uso.
El calendario impreso se entregará a las escuelas locales, a los líderes comunitarios, a los científicos y a los gestores de la Reserva de la Biosfera. De esta manera, se garantizará que todos los actores relevantes tengan acceso a esta valiosa herramienta.
Posteriormente, el calendario se integrará en los procesos de gestión de la reserva de la biosfera. Esto implica respetar el ciclo socioecológico descrito en el calendario y asegurar que la comunidad participe activamente en la toma de decisiones. De este modo, los conocimientos tradicionales se incorporarán de manera efectiva en la gestión de los recursos naturales.
Por otro lado, se integrará el calendario en el sistema educativo a través de trabajo con la red de educadores ambientales de Barra Zacapulco.
Este tipo de iniciativas representan un elemento fundamental para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de los sistemas socioecológicos y para empoderar a las comunidades locales como guardianes de su entorno natural.
La coproducción de conocimientos entre Pueblos Indígenas, comunidades locales y científicos es un paso crucial hacia un desarrollo verdaderamente sostenible y equitativo; que en el caso que nos ocupa de Barra de Zacapulco, destaca el aspecto de su origen afrodescendiente y la preservación de su conocimiento.