El Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente se celebra cada año el 25 de julio, para marcar el primer Encuentro de Mujeres Afrolatinoamericanas y Afrocaribeñas realizado en la República Dominicana en 1992. La efeméride se instauró para recordar la importancia de visibilizar a las mujeres afrolatinas, afrocaribeñas y de la diáspora.
Entrevistamos a Marta Salgado, presidenta de la ONG Oro Negro. Esta agrupación es una de las primeras en Chile que destaca la existencia de la población afrodescendiente en el país y que trabaja por la preservación y difusión de su cultura.
Hija de padres afrodescendientes ariqueños, Marta ha pasado gran parte de su vida en Arica. Es la primera de nueve hermanos y narra cómo desde su infancia experimentó la discriminación en la sala de clases y que en su adolescencia aprendió a defender tanto a ella misma como a sus hermanos. “La sociedad chilena está educada para ver un prototipo europeo. Nunca se ha enseñado en las escuelas que nosotros somos descendientes de personas africanas, traídas en la trata transatlántica”, dice.
Luego de participar en la Cumbre de las Américas en Santiago, en 2001, Marta decidió tomar acción por la población afrodescendiente. Junto a su hermana, Sonia Salgado, fundaron la ONG Oro Negro. “Se decía que en Chile los negros se habían muerto de frío. Entonces allí se produce un espacio muy interesante, porque todos los hermanos y hermanas afrodescendientes, tanto venidos de Áڰ como de América Central y del Sur, encontraron el eslabón perdido que era Chile, porque en el país siempre se había invisibilizado a las personas africanas”, afirma.
Históricamente, cuando se definieron las actuales fronteras entre Chile y Perú, Marta asegura que muchas familias afrodescendientes quedaron separadas entre los dos países, causando la fragmentación de sus comunidades. “Mi abuelo paterno murió en el Callao, una tía materna murió en Lima y un familiar hace poco murió en el Cusco”, explica Marta.
Pero los desafíos de las mujeres afrodescendientes, particularmente vulnerables en América Latina y el Caribe, son aún más complejos.
¿Cuáles son los principales desafíos de las mujeres afrodescendientes en Chile? ¿Cree que esta experiencia es similar en el resto de América Latina y el Caribe? ¿Por qué?
Los desafíos de las mujeres afrodescendientes en Chile son los mismos que los de las mujeres afrodescendientes de América Latina y el Caribe. Los desafíos en común son: erradicar la discriminación, el racismo y que las instituciones del Estado asuman que ser una mujer afrodescendiente tiene algunas condiciones sociales, culturales, políticas y socioeconómicas que hacen que tenga que apoyarse a estas mujeres.
Uno de los principales problemas es la discriminación y el racismo, porque basado en estigmas, se quiere homogeneizar a las mujeres. Pero las mujeres afrodescendientes tenemos diferencias que tienen que ver con el tema de la salud, por ejemplo. Hay enfermedades que no abordan los programas de salud, que tienen que ver con enfermedades como la anemia falciforme, muy común en las mujeres afrodescendientes.
Otra cosa es cómo se enfrenta la discriminación cuando uno busca trabajo o cuando estás en una institución donde tú trabajas y sientes que te dejan de lado, por ejemplo, te piden que no te coloques en una foto. Estas son cosas que me han pasado a mí y son muy dolorosas. Yo no pude ascender a cargos mayores por mi color de piel.
También, si nosotros hablamos de América Latina y del Caribe hablamos de que las personas son sacadas de sus territorios por la llamada “modernización”, cuestión que también ha pasado en nuestros territorios. En Chile, muchas familias afrodescendientes hoy día viven en barrios rurales, como en Azapa y no cuentan con servicios de alcantarillado, tienen que comprar el agua, entonces viven en una contaminación constante de aguas servidas.
¿Qué medidas considera que son las más urgentes que deben implementar los Estados para apoyar el desarrollo integral de las mujeres afrolatinas, afrocaribeñas y de la diáspora? ¿Cuál es el rol de las organizaciones de la sociedad civil y de las comunidades?
Lo primero es erradicar la discriminación, el racismo y eliminar los prototipos de cómo se concibe a la mujer negra en América Latina y el Caribe. Ese es un tema que hay que trabajar y que tiene que prosperar. Nuestras abuelas fueron unas mujeres muy sabias, muy trabajadoras, pero fueron explotadas por los Estados, internacionalmente, bajo los términos de la discriminación y en ese tiempo fueron empleadas domésticas, amas de llaves. Ese era el lugar relegado para las mujeres negras.
Tenemos que sacar a nuestras abuelas de lo que ha pasado históricamente con ellas y que vean que nosotros somos mujeres dignas, que ellas fueron mujeres dignas y que los Estados tienen que devolvernos esa dignidad, tienen que vernos en derecho, en justicia, en desarrollo, en reconocimiento. Solo así podemos avanzar.
¿Por qué es importante celebrar el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente y qué mensaje le daría en este día a quienes lean esta entrevista?
Es importante conmemorar el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente porque este día nace desde el tema de los estudios de las mujeres feministas. La mayoría de las mujeres feministas, cuando empieza este movimiento, eran descendientes europeas, españolas, muy inteligentes y todo lo que nosotros podemos esperar de las mujeres. Sin embargo, ellas no aceptaban a las mujeres negras en sus organizaciones, en su trabajo. Por eso nace el feminismo negro, con mujeres muy inteligentes, perseverantes, constantes y empieza esta lucha por defender lo que nosotros buscamos: que es el reconocimiento, la justicia y el desarrollo.
Esa es nuestra lucha, hacernos ver en el mundo, visibilizarnos como mujeres que tenemos un papel en la historia y que hemos ido por el mundo, por América Latina y el Caribe, sembrando lo que hoy día queremos. Solamente queremos que se nos respete como mujeres afrodescendientes y el mensaje que yo daría es que tenemos que seguir luchando por nuestros derechos y desarrollo, para recuperar la dignidad, sobre todo por nuestras abuelas.