Patricia Reyes es una bióloga molecular peruana, nacida en Trujillo. Desde temprana edad, Patricia estuvo en contacto con la naturaleza, un vínculo que nació en una pequeña chacra familiar. A través de su curiosidad por el entorno natural y su deseo de encontrar respuestas a las incógnitas que le presentaba la vida silvestre, Patricia decidió seguir una carrera en biología, graduándose en la Universidad Nacional de Trujillo. “De niña, yo veía bastantes documentales científicos e intentaba replicar en el colegio, en mi casa. Mi referente en la vida es mi mamá, quien siempre me motivó a continuar y apoyó mi carrera”, cuenta.
Aunque sus primeros pasos profesionales se dieron en la industria alimentaria y veterinaria, el interés de Patricia por la biología de conservación la llevó a aplicar a una beca ofrecida por la en el 2022. Esta experiencia impactó su carrera e impulsó su trabajo hacia la Estación Biológica Manu, donde descubrió su verdadera vocación: el estudio y la protección de insectos en uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta. “Me siento orgullosa. Son pocas las peruanas que estamos involucradas en ciencia y que pueden trabajar en esta área que es tan rica en biodiversidad”, expresa.
Hoy en día, Patricia lidera proyectos clave en la Reserva de Biosfera del Manu en Perú, como el monitoreo de escarabajos coprófagos para evaluar su vulnerabilidad al cambio climático. Su trabajo se enfoca en la tolerancia térmica de estos insectos, una línea de investigación crucial para predecir cómo se verán afectados por el calentamiento global y qué especies podrán adaptarse a los cambios ambientales. A través del uso de tecnologías innovadoras como la 辱dzٰí, Patricia y su equipo evalúan las respuestas fisiológicas de los escarabajos ante aumentos graduales de temperatura, simulando los efectos del cambio climático.
Uno de los aspectos más destacados de su carrera ha sido participar en la implementación del laboratorio de biología molecular en la Estación Biológica Manu, que permite a los investigadores realizar identificaciones moleculares de diversas especies. Este logro no solo fomenta la investigación local, sino que también abre nuevas oportunidades para estudiar la biodiversidad amazónica desde una perspectiva científica de vanguardia.
Patricia reconoce que trabajar en la selva presenta grandes desafíos logísticos, desde problemas con el suministro de electricidad hasta la dificultad para obtener reactivos y equipos especializados. Sin embargo, su compromiso con la ciencia y resiliencia le han permitido superar estos obstáculos. "Me siento orgullosa de ser parte de un equipo que comparte la misma pasión por la conservación. Por eso, queremos que se genere ciencia en nuestro país", comenta.
Su trayectoria en la Reserva de Biosfera del Manu ha sido un testimonio de su dedicación por la conservación. A través de su trabajo, Patricia no solo busca generar conocimiento científico, sino también promover la educación ambiental en las comunidades locales, demostrando que la ciencia y la sociedad deben trabajar de la mano para proteger la biodiversidad.
Patricia planea continuar su investigación, involucrando a más estudiantes y a las comunidades en la ciencia de la conservación. Ello, mientras sigue enfrentando los desafíos del cambio climático en el Manu, uno de los lugares más biodiversos del mundo.
