Impacto de las catástrofes causadas por riesgos naturales
El 20 de octubre de 2024, el huracán Oscar, de categoría 1, azotó la región oriental, afectando gravemente a la provincia de Guantánamo. Apenas unos días después, el 6 de noviembre, el huracán Rafael, de categoría 3, causó estragos en el occidente, con los mayores daños en Artemisa y La Habana. A esto se sumaron dos fuertes sismos, de 6.0 y 6.7 grados en la escala de Richter, que el 10 de noviembre sacudieron el sureste de la isla, impactando especialmente la provincia de Granma. Aproximadamente, un millón 400 mil personas sufrieron el impacto de estas catástrofes, de estas 600 mil de forma crítica. Además, se contabilizan daños en más de 500 escuelas, a las que asisten casi 100 mil estudiantes.
En respuesta, la UNESCO, como parte del Plan de Acción del Sistema de Naciones Unidas en Cuba, con el apoyo del Ministerio de ܳó de la República de Cuba y el financiamiento del Fondo de Emergencia ODS 4 de la UNESCO (SEF en inglés) se diseñó e implementó un recorrido por las provincias más afectadas, Guantánamo, Granma, Artemisa y La Habana, desde el 4 al 17 de diciembre de 2024, que incluyó:
- Apoyo socioemocional a docentes y formación en esta herramienta, con el enfoque en la resiliencia.
- Entrega de materiales educativos y recreativos, así como la realización de actividades culturales con el apoyo de educadores y artistas locales.
- Financiamiento de proyectos escolares liderados por jóvenes.
Al cierre de esta ruta, se visitaron 24 escuelas de 8 municipios, alcanzando 5.600 estudiantes y casi mil docentes del país.
Aprendizaje socioemocional en el corazón de la respuesta
La UNESCO hace algunos años viene proponiendo el aprendizaje socioemocional desde una perspectiva transformadora como una ruta amplia y profunda de cambio social y educativo dirigido a cultivar sentimientos de solidaridad y empatía hacia otros, apreciar la diversidad cultural y comprometerse con el cuidado de la naturaleza.
En una publicación reciente la UNESCO llamó a los países a un lograr un equilibrio -en la enseñanza y las políticas- entre la dimensión cognitiva, conductual y afectiva, valorar esta última como una prioridad igual que la alfabetización y la aritmética e impulsar su transversalización en todos los aspectos de la educación desde el aula, el currículo hasta el sistema completo. Estos trabajos complementan la larga evidencia científica acerca de la potencia del aprendizaje socioemocional para lograr una mayor conexión con la escuela, disminuir el abandono escolar, mejorar el rendimiento académico, la empleabilidad y relaciones interpersonales, reducir la angustia, la ansiedad y la depresión, y , y otros beneficios.
Si bien se necesita de mayor y mejor producción de conocimiento en el área desde América Latina y el Caribe, los hallazgos preliminares de la UNESCO y otros organismos especializados dan cuenta que el aprendizaje socioemocional basado en evidencia, adaptado culturalmente e implementado de modo dialógico con las comunidades educativas puede ser un acelerador de la necesaria transformación educativa y una herramienta para enfrentar y responder situaciones de emergencias.
Las catástrofes causadas por riesgos naturales cada vez más frecuentes en la región impactan de manera desigual a los países y grupos sociales, afectando desproporcionadamente a niños, niñas, jóvenes y mujeres en su bienestar físico y mental, así como en su continuidad educativa. En respuesta, la UNESCO está desarrollando soluciones que integran la emergencia, el desarrollo y la construcción de paz. Junto a los países, se están diseñando estrategias sostenibles de preparación y prevención que anticipen los impactos de las catástrofes.
Hacia adelante
La recuperación luego de catástrofes causadas por riesgos naturales es un proceso complejo y de largo plazo que exige desarrollar capacidades educativas y asegurar el empoderamiento de las comunidades, especialmente de las juventudes. La Oficina de la UNESCO en La Habana junto al MINED están preparando ahora un Fondo Semilla para iniciativas lideradas por jóvenes de las zonas afectadas. La teoría de cambio es que su involucramiento y liderazgo transformador puede fortalecer sus propósitos de vida y con ello fortalecer sus trayectorias de aprendizaje a lo largo del tiempo, al mismo tiempo que contribuyan al desarrollo endógeno de sus territorios.